INFORMACIÓN ESENCIAL ANTES DE EMPEZAR A LEER.
¡Hola a todos, amiguitos! Para los que no me conocen, soy Tami Más abajo les cuento otras cosas sobre mi, pero antes quería darles la bienvenida a “Una lloradita y a seguir”. ¿Por qué “Una lloradita y a seguir”? Porque llorar es MUY necesario y nadie debería jugarnos por ello. Soy de las que piensa que no somos más fuertes por no hacerlo, o hacerlo poco… Sino que somos más fuertes por permitirnos UNA (o mil) LLORADITA y SEGUIR, cuando ya nos sentimos listos y fuertes para hacerlo.
¿Y sobre qué va a tratar esto, Tami?
En este espacio les voy a ir contando mi experiencia y la de quienes me rodean en “esta” que me está tocando pasar (sigan leyendo, que también se los cuento más abajo).
Cuando “todo esto empezó” sentí que, como todo en la vida, había una finalidad, algo que “aprender”, lo que yo llamo “MI PARA QUÉ” ¿para qué me está pasando esto?. Todavía no logro responderme del todo esa pregunta pero si empecé a sentir la necesidad de compartir el proceso y contar mi experiencia a través de las redes. Con ese “contar” empecé a conectar con mucha gente, y me di cuenta que mi experiencia podía servirle a los demás. Cada uno tiene sus propios demonios, sus propios infiernos, y aunque creamos que en comparación con los de otros, lo nuestro no es nada, eso no es cierto. Contarlo y compartirlo ayuda; muchas veces por el mero desahogo, pero también porque, seguramente, te encuentres en el camino con alguien que se siente igual; o simplemente tus palabras y tu experiencia ayudan a otras personas a superar o enfrentar sus propias historias. Así que me gustaría que se sientan con la libertad de compartir sus historias conmigo. No tienen por qué ser de la misma índole que la mía, solo basta que para ustedes sea ESA historia, ESE infierno, o ESE demonio que enfrentan (o enfrentaron) y que estén abiertos a compartir su experiencia. Para eso puedo prestarles el espacio, mi oreja y mi voz, y asegurarles, si así lo desean, el anonimato.
¿Esto solo?
¡No amiguitos! También vamos a tener una sección donde daremos a conocer proyectitos, campañas, emprendimientos, y demás cuestiones que los ayude y les sirva (a ustedes, a sus conocidos, los conocidos de conocidos, etc.) para superar “las difíciles” que les toca pasar; como también un espacio con tips y recomendaciones varias y quizás más “banales” o “superficiales” para el día a día, que pueden ir desde recetas, productos, películas, discos, libros, canciones, o alguna de las “cositas” que mis amiguitos creativos, o yo, tengamos ganas de compartirles.
¿Ahora si terminaste?
Si si, eso es todo. Ya los dejo con el newsletter de este mes, no sin antes mandarles un beso grande a todos y expresarles mi enorme gratitud por suscribirse. Tengo la sensación de que, ante las adversidades de la vida, es muy útil ( además de hermoso) tener un lugar donde expresarnos, donde no sentirnos “solos”, y contar con una “comunidad”. Ojalá pueda lograr eso metiéndome en sus correitos una vez por mes. Si así gustan solo tienen que poner su e-mail acá:
UNA LLORADITA…
Foto: Santiago Aramburu
DESDE ADENTRO
(Latinoamérica- Calle 13)
Click para escuchar mientras lees
Soy, soy lo que dejaron
Soy toda la sobra de lo que se robaron
Un pueblo escondido en la cima
Mi piel es de cuero, por eso aguanta cualquier clima
Soy Tamara Denise. Acordate. No me encanta mi nombre, pero sin dudas, Tamara me gustó siempre más que Denise, hasta no hace mucho que me amigué con él a través de las palabras.
Soy mujer y argentina. Hoy tengo 30 pero un día tuve 12, 25 y espero algún día tener 50 y 70 también. También soy española, por nacionalidad, y vivo en Buenos Aires… pero podría vivir en otro lado, como por ejemplo Rosario, que es mi ciudad favorita (hasta el momento).
Soy de escorpio, y no se bien qué significa eso. Me lo intentan explicar todas mis amigas, y hasta una de mis primas que es astróloga… yo intento entenderlo leyendo el “horóscopo” o viendo si alguien puede darme “data” de mi carta astral, pero nunca termino de comprender bien qué significa. Aunque no reniego con el hecho de que todo lo que hay detrás de mi constelación y mi signo me define bastante.
Soy “bailarina” sin título. Y lo aclaro y lo entrecomillo porque vivimos en un mundo que no nos permite asumir lo que SOMOS sino tenemos un AVAL, como por ejemplo un título (Traelo a Bal….). Por eso es que por muchos años minimicé la danza, aunque era lo que más disfrutaba hacer; y contaba que bailaba pero siempre poniéndolo en un lugar de ocio, quitándole importancia para el resto, como si de alguna forma eso lo despegara de lo que soy. No significa que sea BUENA bailarina, pero eso no quita que lo sea. Porque “bailarín es el que baila” y yo bailo, bailo desde antes de caminar.
Desde los 27 que soy abogada, pero yo me siento tal desde los 7, es decir, desde que, siendo una nena, decidí que algún día iba a ir por mi “título de…”
Siempre es más fácil resumir quién soy diciendo que soy Tamara, tengo 30 y soy abogada. Pero soy mucho más que eso.
Si bailarín es el que baila, escritor es el que escribe, entonces también puedo decir que soy escritora. Desde los 10, aproximadamente, cuando escribí mi primer cuento para un proyecto colectivo del colegio. Me acuerdo que lo leyó mi abuela, y se rió, y se lo mostró a cuanto familiar pasaba por mi casa. Lo mostraba con orgullo, y a mi eso me dió un voto de confianza y empecé a escribir diarios, que no dejaban de ser el típico diario íntimo de una nena, que luego se convirtió en adolescente, y que cada vez ocultó más eso que escribía. Salvo cuando escribía cartas a las personas que quería, que eso es algo que jamás dejé de hacer.
Cuando terminé el secundario volví a coquetear con la escritura. El amor en ese entonces me llevó a escribirle, a quien fue mi pareja varios años, MUCHAS palabras. El jamás lo tomó a la ligera y siempre se emocionaba cuando lo hacía destinatario de algo lindo que se me ocurría, y quizás eso me ayudó a no desmoralizarme, aunque así y todo, era yo la que creía que, para que fuera serio, tenía que tener un “AVAL” (Otra vez, traelo a Bal).
Así que un día escribí una carta a los lectores de un diario MUY conocido que publicaron el día de mi cumpleaños. Me enteré porque me levanté ese 2/11 con el mail lleno de mensajes de gente que no conocía contándome que me habían leído. La carta hablaba de muchas cosas pero el diario decidió darle la parte central de la sección y titularla “Sé que hay muchos como yo”, paradójico, no?. La carta circuló por toda mi familia, amigos, amigos de mis amigos, amigos de mi familia, y hasta la leyeron en la radio. La carta, me contactó con uno de los editores del diario, que en el cruce de mensajes me dijo “nunca dejes de escribir, si te apasiona”. Gran regalo esa frase, aunque por supuesto por mucho tiempo me la olvidé.
Pero ese día hubo un quiebre entre la escritora que era en mi cabeza, tan solo como una idea, y la escritora que soy hoy, que es real. Y es un poco feo que sea así, porque fue solo cuando tuve el aval de una persona autorizada en el tema que sentí que yo realmente “podía hacer esto”.
Con Bal o sin Bal, a partir de ahí empecé a tomarme la escritura con otro tinte, quizás más social.
Hasta que me crucé con Diego en la vida.
Yo estaba en una etapa donde sentía que me faltaba creatividad, y escribir desde el punto social en que lo hacía ya no me llenaba tanto. Y no sé si fue porque mi vínculo con él nació y se desarrollo básicamente a través de la escritura, que empecé a amigarme con la idea de escribir desde otro lugar. Así que me animé, y un día, en un post de Facebook le conté a la gente que “No sé jugar al truco.. “ y también que era mejor que “Antes de decir que no, te acuerdes que algún día te vas a morir”. En el ínterin escribí una carta que marcó un antes y un después en mi forma de escribir, y yo no sé que pasó exactamente, pero un día, sin querer o queriéndolo, Diego trajo a mi un aluvión de creatividad con el que jugamos por SEMANAS a lograr “cosas”. Él tenía las ideas y los medios, yo tenía la pluma. Durante semanas le dimos rienda suelta a jugar con esas historias. Por una cosa o por otra, esos capítulos jamás vieron otra luz que no sean las de su casa o las de la mía, pero es el día de hoy que, cuando los leo, me siento orgullosa de lo que logramos. Es el día de hoy que le agradezco por haberme dado el apoyo que yo precisaba para no dejar de hacer esto que me gusta.
Desde ahí que yo no dejo de escribir y lo hago desde todos los lugares de donde me nace. Mucho tiempo fueron poemas y poesías, otro tanto fueron reflexiones, y ahí en el último escalón, estaba la ficción. Con la ficción fui y vine muchas veces, pero nunca me animé a concretar algo al respecto.
Una parte mía seguía sintiendo que era una falta de respeto sentarme a escribir ficción. Quizás Harry Potter nos rompió a todos porque ¿QUIEN PUEDE DECIRSE ESCRITOR EXISTIENDO ALGUIEN COMO J.K.ROWLING en el mismo mundo que vos?... no sé, supongo que todos los que no somos J.L. Rowling y disfrutamos de escribir, pero en ese entonces no lo entendía.
Pero un día entendés.
Entendés que existe un Messi después de Maradona.
Que existe Marta Minujin y existió Warhol después de Miguel Angel, y que por ende podes existir vos, en el mismo mundo que existe J.K. Rowling.
La persona que me ayudó a entender, en este caso, se llama Juana. Fue ella sin dudas, quien me amigó con la idea de que yo podía hacer esto. Esto y lo que quisiera. Incluso me hizo comprender que MUCHAS veces es necesario hacerlo. Que jugar a “ser otro” dándole vida a un personaje a través de la pluma no era más ni menos válido de lo que hace un actor en la tele, o un cantante a través de la letra de su canción.
Juana no me regaló AVAL (ni me trajo a Bal) pero me dio un grupo de personas que “se sentía como yo”, porque como decía esa carta que publicaron en el diario el día de mi cumpleaños “hay muchos como yo”.
Y los hay. Las hay. Somos muchas. Somos nuestro propio aval, y nos repetimos como mantra que “Escritor es el que escribe” así que SOY ESCRITORA. En mayúscula y sin aval (y no me traigan a Bal, porque no lo necesito).
Soy una mujer argentina de 30 años, nacida bajo el signo de escorpio el 2/11/1990. Soy bailarina desde antes de caminar, abogada desde antes de recibirme y escritora desde que agarré un lápiz por primera vez.
Soy la que odia desayunar siempre lo mismo y detesta que le hablen apenas se despierta.
Soy la que te dice las cosas sin anestesia porque el trayecto entre el cerebro y la boca es muy corto.
Soy la de la poca paciencia, la que no sabe dibujar aunque le encantaría.
Soy la que se cae en el medio de Av. Córdoba en vestido y tacos y para boicotear la vergüenza de que se le haya visto todo, fingió estar “desmayada” para que la vengan a ayudar a levantarse sin reírse tanto
Soy esa amiga a la que le contás eso en lo que precisas un golpe de realidad sin anestesia porque soy la que “escupe” las cosas, no las “dice”.
Soy la que llama a las cosas por su nombre, incluso al cáncer que le diagnosticaron el año pasado… pero tuve que pasar por todo este proceso para poder llamarme a mi por el mío. Pero lo hago, porque esto soy.
Soy Tamara Denise, acordate.
Soy una fábrica de humo
Mano de obra campesina para tu consumo
Frente de frío en el medio del verano
El amor en los tiempos del cólera, mi hermano.
TE CUENTO
(Shake it out - Florence and the machine)
Click para escuchar mientras lees
And every demon wants his pound of flesh
But I like to keep some things to myself
I like to keep my issues drawn
It's always darkest before the dawn
Por supuesto que nadie se ríe ni celebra cuando le dicen que tiene cáncer. La idea de tenerlo aterra, es una palabra odiada por todos. Todos le tenemos miedo.
Todos alguna vez conocimos a “alguien que”.... Todos alguna vez deseamos no enterarnos que, alguien que queremos, lo tiene; o fuimos al médico con miedo deseando que nos digan que está todo bien. Todos alguna vez tuvimos algún contacto no grato con esa palabra: CÁNCER. Y nos cuesta decirla, justamente, porque lo que se dice, se vuelve real. Porque a veces exponer y sacar a la luz es una forma de volver de carne y hueso nuestros miedos más oscuros, como si ocultándolos bajo nuestra propia alfombra, dejarán de existir.
Cuando me enteré que estaba enferma, en el preciso instante en que escuché mi NOMBRE seguido de ESA palabra sentí un vacío en el estómago que jamás había sentido antes.
En esa habitación del sanatorio solo estábamos la médica, mi mamá y yo. Y mi mamá miraba perpleja a la médica mientras yo sentía que ya lo sabía, que hacía 17 días me estaba preparando para recibir esta noticia. Que estaba lista para poder ser la chica con cáncer. Y lloré. Desgarrada, me senté en el sillón debajo del ventanal y esbocé un chillido en el que dejé salir a esa Tamara Denise que nunca iba a volver a ser. Como si en ese grito ahogado me eyectara de mi cuerpo hacia el universo; en forma de lluvia de estrellas que no iban a volver a ser una constelación jamás.
Como si me rompiera. Y no veo que romperse sea algo tan malo en este caso.
Los jarrones de porcelana, por ejemplo, cuando se rompen pueden arreglarse con pegamento, pero las rajaduras se notan, y eso denota los años, lo que pasó detrás. A veces, hasta se vuelven reliquias dignas de ser expuestas en un museo. Porque escondida, detrás de esas marcas, hay una historia, y lo importante no es el jarrón, ni la pieza que se pone como centro de atención en la exposición, sino el cuento que hay en el fondo.
Y yo no digo que ese día me convertí en un jarrón de porcelana roto, digno de ser expuesto en el Louvre, pero me rompí como la porcelana de una tacita de té o un vaso de vidrio, para nunca más volver a ser la misma.
Por supuesto que mis pedacitos, al principio, quedaron ahí, pero sabía que con ayuda y con tiempo, me iba a poder volver a pegar. Y eso hice automáticamente después de que le dije a la primera persona, que no era mi mamá, que tenía cáncer.
Antes de llamar a mi mejor amiga, que fue la que me escuchó por primera vez pronunciarlo, pensé en el cómo. Porque vos estás ahí, digiriendo, juntando tus restos, armándote; pero alrededor tuyo hay un montón de gente que también va a tener que digerir… y no es momento de pensar en ellos, pero un poco lo haces, porque desde el amor que les tenes, es inevitable.
Asi que antes de marcar el teléfono de Ailén, (que confieso, en un momento así no sabía ni cómo se llamaba ni cómo la tenía agendada) pensé en cómo se lo iba a decir, y decidí que tanto a ella como a quien sea que quisiera escuchar, tenía que recibirlo CON TODAS LAS LETRAS, porque dibujarlo detrás de palabras menos feas, o tecnicismos médicos no iba a hacer que desapareciera. Era mejor enfrentar al enemigo conociéndolo de “pe a pa” y para eso, había que empezar por el nombre.
-“Hola amiga, tengo un tumor en el sistema nervioso central, se llama glioma. Está en grado cero y es de baja replicación. No tiene carga genética”. - No se lo dije así literalmente, pero básicamente sí. Claro que hubo un silencio, y claro que del otro lado Ailén no entendía nada. Nadie está listo para recibir una llamada así un viernes de mayo por la mañana. Pero yo necesitaba llamar a las cosas por su nombre, y la persona indicada era ella, cuyo nombre para mi representa MUCHAS cosas más que todas esas cualidades que puedo describir cuando hablo de su persona.
Siempre le dije que quisiera que la RAE le invente una palabra que la defina, hasta que entendí que SU palabra es SU nombre. AILÉN es SU PROPIA palabra porque para mi eso describe TODO y MÁS de lo que ella es en mi vida y la de los demás. Asi que no creo que sea casual que haya elegido llamarla a ella para que sea la primera en escucharme decir lo que había que decir. -“Si amiga, tengo cáncer, y es una mierda”.- Y volví a llorar.
Diciéndolo y rompiendo en llanto en el teléfono, haciéndome añicos del otro lado del celular (otra vez), me convertí en ese “alguien” para ella. Ese alguien que querés y que “lo tiene”, y por supuesto, no queres que lo tenga.
Claro que ella también lloró y se hizo añicos del otro lado del teléfono, no sin antes avisarme que PRIMERO iba ayudarme a pegarme con “la gotita” si era necesario, pero lloró. Y lo hizo ese día y varios más, conmigo y sin mi, y de vez en cuando seguimos haciéndolo. Porque llamar a las cosas por su nombre a veces duele, pero hacerlo, nos recuerda a cuando éramos vasijas finas del Siglo XVIII que de pronto nos convertimos en añicos del Siglo XXI.
No dejamos de hacerlo porque nos ayuda a ver cómo pasó, cómo llegamos hasta acá… nos duele pero lo hacemos y lo haces hasta que entendés. Entendés que la historia detrás del jarrón que eras va a ser lo que valga la pena contar el día de mañana.
Una de las primeras cosas que dije cuando me enteré que estaba enferma es que YO ESTOY enferma, que YO TENGO cáncer, pero que el cáncer no me tiene ni me iba a tener a mi. Un poco lo dije porque fue mi forma de esbozar en palabras que le iba a dar pelea, y otra porque BAJO NINGÚN CONCEPTO el cáncer me define. Yo NO SOY una enferma de cáncer. Yo soy una persona que TIENE cáncer.
Yo SOY Tamara Denise, acordate. Tengo 30, acordate. SOY argentina, bailarina, escritora y abogada, acordate. Pero no SOY cáncer. SOY escorpio. Y como buena escorpiana, que asumió que es todo eso, no voy a dejarme definir por nada ni nadie, menos que menos por una enfermedad.
Que se entienda: no subestimo ninguna enfermedad, menos una con tan mala fama como esta. Tampoco subestimo el tipo de tumor que tengo, aunque suene amigable a primera impresión. Pero no subestimar, no significa ponerle más peso a la espada de Damocles con la que carga de por sí. Y eso es lo que yo quise y quiero hacer.
Quiero sentir que la mala fama que tiene, es solo eso, mala fama… Quiero empatizar con lo que le toca SER a él, con lo que le toca ser al cáncer. No debe ser fácil estar en sus zapatos, que siempre te tengan miedo, que siempre te difamen creyendo que venis a llevarte a alguien, que venís a cagar vidas. No debe ser fácil cargar con ese prontuario. Y yo, que estaba recién conociéndolo, me propuse tener con él una experiencia distinta, y para eso, decidí llamarlo por su nombre desde el momento CERO, porque siempre creí que con el miedo no se llega a ningún lado.
Claro que no exponer mi miedo no significa que no lo haya tenido. Como decía al principio, nadie celebra ni se alegra por tener cáncer. Pero si ya está instalado en mi vida ¿Qué sentido tiene luchar contra el?.... Si no puedes contra el enemigo, únete. Y eso hice, eso hago, eso intento. Lo llamo por su nombre y lo albergo en mi hogar hace un año. Y como buena anfitriona, trato de ser yo la que organice su estadía, aunque a veces se complica, pero eso, se los cuento otro día. Lo importante es que él sabe, porque cada tanto le recuerdo que SOY Tamara Denise, y que yo lo tengo a él, pero que él a mi, no me va a tener.
Jamás.
And I'm ready to suffer, and I'm ready to hope
It's a shot in the dark and right at my throat
Because looking for heaven, found the devil in me
Looking for heaven, found the devil in me
Well what the hell I'm not going to let it happen to me…
NOS CUENTAN
En la historia prestada de esta edición, pensé en traerles a Johanna. A ella la conocí por medio de Agustina (mi socia y amiga) en un cumpleaños y ambas nos caímos increíblemente bien. A partir de ahí siempre prometimos juntarnos, encuentro que se dió el fin de semana previo al inicio de la cuarentena de 2020.
Yo sabía que ella estaba “enferma” pero sin demasiados detalles. Fue recién cuando yo me enfermé que ella me contó más a fondo su experiencia:
Tuvo que pasearse por infinidad de médicos y hacerse infinidad de estudios durante mucho tiempo sin obtener respuestas. Sabía que algo tenía, pero nadie sabía decirle qué… y el desgaste emocional por no poderle poner nombre a lo que le pasaba fue sumamente duro.
Johanna hace 8 años vive con Fibromialgia. Y yo sé que puede sonar no tan terrorífico escuchar su nombre, pero lo es, porque ella, a diferencia mía (y de muchas otras personas que convivimos con bichos popularmente más peligrosos) se enfrenta TODOS LOS DÍAS al dolor.
Lo más difícil para ella es convivir con el dolor, el cansancio y tener que evitar hacer infinidad de cosas cotidianas por miedo. - “Siempre, antes del bienestar de un abrazo, está primero el pensar si me va a doler. Antes de ponerme una campera pensar en ponérmela despacio para que no me de una fuerte puntada la espalda y así... siempre el dolor es lo primero en todo.”- me dijo. Y hubo que hacer una pausa para “la lloradita”.
Pero continuó - “Ya son 8 años con esto, cito la frase 'el tiempo todo lo cura' no es mi caso jaja pero si ayuda a como evolucionó mi cabeza para sobrellevarlo. Lastimosamente ya no me acuerdo como se sentía mi cuerpo sin este dolor, para mí, existo así. No me voy a despertar un día y no la voy a tener más, por ende no puedo 'luchar' contra esto, es una aceptación la que hice, e intento vivir de la mejor forma que puedo. La fibromialgia tiene mucho que ver también con las emociones evitar pasar por estrés, o momentos muy tristes, entonces ya hace un tiempo decidí tomar medidas para ser más feliz y vivir menos estresada, eso también tiene que ver con lo que hablaba de la evolución mental, el cuerpo se manifiesta y hay que saber escucharlo y tomar las medidas necesarias para poder cambiar tu vida para mejor y en consecuencia vivir mejor”.-
Y yo tuve que hacer una pausa para aceptar tanta sabiduría.
Joha sabe que no se va a curar, y se niega a tomar antidepresivos (que es la única medicación probada que “ayuda” a elevar algunas sustancias que se relacionan con el dolor). Todos los días se recuerda a sí misma que es fuerte y se amiga con el hecho de tener que convivir in-eternum con su demonio. Hay días en los que se siente mejor que otros, pero cuando la tristeza la invade, y el dolor se lo permite, evita quedarse quieta: Para eso canta (increíble, de hecho), juega a lo que le gusta, pasa tiempo con sus amigos, y le sonríe a la vida tratando de disfrutar MUCHO de cada cosa que hace.
Cuando le pregunté qué le diría a las personas que tienen que pasar por una “difícil” como ésta, me dijo que “(...) Nunca van a ser sólo momentos malos, siempre existen esos momentos que nos hacen sacar una sonrisa, que nos hacen olvidar por lo que pasamos (...)” .
Y volvimos a frenar, pero para esta vez, seguir.
Porque, como creemos ambas : Estas cosas le pasan a aquellas personas que pueden sobrellevarlo.
Ella dice que “nos vamos haciendo con el tiempo”, y yo coincido: Johanna no sabía que era fuerte hasta que tuvo que serlo. Nadie sabe lo fuerte que es hasta que vive una situación por la que no queda otra que juntar valor del fondo del mar, y usar el impulso y la presión del agua para “resurgir”.
Lo que está claro es que Joha, al igual que muchos de nosotros, enfrenta a su demonio cada día sabiendo que lo tiene instalado con ella, para siempre. Pero elige no quedarse con eso. Elige decirle “yo puedo”.
“Todos podemos. Sólo tenemos que darnos cuenta que podemos.”
… Y A SEGUIR.
EL PROYECTO
Foto: Quimio con pelo Bs.As.
Cuando a mi me dijeron que mi tumor no se operaba, sino que me iba a tener que tratar con “rayos y quimio”, tuve el mismo miedo que se nos presenta a todos cuando te dicen CÁNCER O QUIMIOTERAPIA: “Me voy a quedar pelada!!”.
Cuando mi amigo Santi se enteró, me pasó el contacto de Noel Sánchez, una amiga suya, oriunda de Olavarría y viviendo en Bs. AS. como él.
Le escribí a Noe, a quien le conté mi diagnóstico, y fue así como conocí “Quimio con Pelo”, el proyecto que lleva en Bs. As. junto a Vero García, quien por esas casualidades de la vida en las que no creo, resultó ser vecina mía.
Pero la realidad es que “Quimio con Pelo” se hizo popular, muy cerquita de donde nació nuestra patria, allá, en Tucumán, de la mano de Gabi y Anita. Cuando en 2019, a Vero le diagnosticaron Cáncer de mama, la gente del equipo de Mastología del Hospital Penna le contó la existencia de los famosos “Cascos Fríos”. Como Vero tenía toda la intención de darle batalla al cáncer, pero no pensaba NI LOCA quedarse pelada en el camino, se contactó con chicas de Tucumán, y gracias a su asesoramiento, ella pudo pasar su quimio sin quedarse pelada (Siempre terraza, bebé).
El proyecto empezó a crecer y a recibir consultas de todos lados del país, por lo que Gabi y Anita le propusieron a Vero armar un grupo en Bs. As. Para ella era tan importante y personal que no lo dudó y claro, dijo que sí.
Por su parte, a Noe le diagnostican Cáncer de mama en el 2018 y en 2019 tuvo que enfrentarse a la tan temida quimio, y por supuesto a la shockeante realidad de “tener que quedarse pelada para curarse”. Su oncólogo, el Dr. Losco, del Instituto Alexander Flemming fue quien la puso en conocimiento de la existencia de los Cascos, y así conoció a la creadora original de “Quimio con Pelo”, Paula Estrada, en el año 2009. Con la información que sacó de su Facebook, y lo que buscó en internet, ella pudo armarse sus propios cascos y transitar su tratamiento utilizándolos. (Repetimos: Siempre terraza, bebé).
Cuando en 2020 Vero termina su tratamiento, se encontró con la cuenta de Instagram de las chicas de Quimio con Pelo Tucumán, y como la movida le gustó y le pareció copado poder retribuir y colaborar en una causa tan personal, se puso en contacto con ellas ofreciendo su colaboración, y fueron Gabi y Anita quienes la llevaron hasta Vero, dando lugar a que nazca una hermosa amistad entre ellas y por supuesto, “Quimio con Pelo- Bs. As.”.
¿Y qué es “Quimio con pelo”?. Ellas lo definen como una “Red Solidaria, que tiene como principal objetivo DIFUNDIR la existencia de este sistema de Cascos Fríos que permite que uno no quede pelado durante el tratamiento de quimioterapia” Luego de algunas preguntas necesarias, se contactan telefónicamente para explicar todos los detalles de uso y armado. A su vez cuentan con un BANCO DE CASCOS SOLIDARIO, prestando los mismos a aquellas personas que no pueden costear los gastos, o que no cuentan con mucho tiempo para el armado previo a su primera quimio. “Los cascos Fríos se usan durante TODAS las quimios, desde una hora antes de iniciada la sesión, durante toda la sesión y hasta una hora después de finalizada la sesión, y se cambian cada 30 min. Es por eso que se necesitan varios cascos, no alcanza con uno solo, como mínimo usamos 6 cascos si la quimioterapia dura una hora.”
¿Solo se pueden donar cascos armados? Pues, ¡no mi ciela!. Las chicas NO aceptan donación de dinero, pero sí de la materia prima para el armado de los cascos (GELES- CINTAS – CONSERVADORAS Y CARRITOS PARA TRANSPORTARLOS), solo basta ponerse en contacto con ellas a través de sus redes para coordinar.
En lo personal, por mi tipo de tumor y quimio, yo no podía usarlos, pero por el mismo motivo, tampoco me quedé pelada (o no tanto como pensaba…), aunque en un principio creía que sí, que me iba a quedar pelada, que no había chances de zafar... Como me dijo Noe: Cuando te enterás que estás enfermo (de cáncer en este caso), “por lo general uno está en el comienzo de todo, con un diagnóstico recién dado, y con él todos los miedos y dudas que se puedan ocurrir,. Todo es nuevo y desconocido, pero queremos transmitirles que todo pasa, que estén tranquilos porque a medida que pasan los días, a medida que transitamos este tratamiento, también llega la calma, y los miedos se van yendo, y lo desconocido se convierte en conocido”.
Hoy en día, @quimioconpelobsas cuenta con un grupo en casi todas las Provincias del país, y ojalá sigan creciendo y expandiendo la labor hermosa qué hacen.
Para cerrar les dejo estas palabras que Noe y Vero me regalaron y de las cuales soy una FIEL creyente: “El amor sana, por eso aférrense al amor, ámense a ustedes mismos, y déjense amar por sus seres queridos, su familia, sus amigos.
“¡No están solos! (Todo pasa) y esto también va a pasar”
EL RINCÓN CREATIVO
Para esta primera edición tan personal, decidí compartir dos textos que escribí hace unos cuantos años, cuando nada de todo esto pasaba por mi imaginación siquiera.
Pero se ve que en algún punto, inconscientemente, me estaba “armando” para la que se venía.
Entre esas casualidades en las que no creo, el primer texto lo escribí un 06 de mayo pero de 2019, siendo esta fecha la misma en la que me internaron al año siguiente.
Ciclos.
Hojas que caen de los árboles como lágrimas que caen de los ojos.
Ojos que se achinan por culpa del viento que vuela al pelo encima de nuestra cara.
La cara seca por el frío.
El frío que cala hasta los huesos.
Los huesos que nos mantienen firmes, igual que las ramas de los árboles.
Árboles que después de quedar desnudos, comienzan a vestirse de flores.
Flores que perfuman la primavera, y dan la bienvenida a los pájaros.
Pájaros que vuelan en el ocaso de un día cálido de enero.
Enero que nos derrite y nos agobia, marcando la presencia del estío.
Estío que solo resulta ameno si estamos al lado del perfume del mar.
El mar que parece llevarse cuentos antiguos y traer historias nuevas.
Historias nuevas escritas en un cuaderno, o en alguna que otra hoja suelta.
Hojas que caen de los árboles...
Y de nuevo volver a empezar”.
Por último, la semana pasada, para una “tarea” del Taller de Escritura que hago con @todonuestro.ts saqué a flote este texto que les comparto porque leerlo me hace bien al alma, y me recuerda que por más al fondo del pozo que estemos, por mas ahogados que nos sintamos, siempre se puede usar la presión para salir a flote. Siempre se puede “resurgir”.
El agua
Resurgí.
Hacelo.
Salí a la superficie porque podes. Si te impulsas podes. Podes eso, podes todo.
Podes hundirte y resurgir. Permitírtelo es un regalo que tenés el derecho a hacerte.
Hundite, pero hundite bien abajo, sentí esa gran masa líquida apoderándose de todo, y cuando no aguantes mas, no luches, dejá que la presión del agua haga lo suyo…dejá que te suba.
La claridad va a molestar, pero abrí los ojos. Sin miedo.
Sí, todo se va a ver distinto a cómo se veía cuando no tenías gotas en las pestañas.
Sí, te vas a sentir agitado (y agotado).
Pero no te asustes, es el efecto del agua: te limpia, te abruma, te agota, pero usa toda su presión para sacarte a flote nuevamente.
Así que hundite, hundite tranquilo, relajate,
y usá su presión para impulsarte a la superficie.
Hacelo.
Resurgí
Foto: Martina Saintancieri
#TAMITIPS
Primero les quiero contar que el nombre de esta subsección se lo agradecemos a mi amiga y socia Agustina (pronto sabrán de ella). Su intención era que yo me hiciera youtuber con un canal de belleza y diera tips de skincare y maquillaje, pero esto se volvió un poco más grande así que acá van a poder encontrar eso, y quizás cosas algo más intensas como también más banales. Este vendría a ser el espacio distendido y de #datita para el día a día de cualquier mortal.
Por este mes, no los voy a atosigar con demasiadas cosas, pero no quiero irme sin antes recomendarles:
La serie que me salvó el año pasado: This is us (Amazon)
La serie que me salvó el año pasado 2: Modern Love (Amazon)
El libro que me salvó el año pasado: “Adiós, humanidad: Historias para leer en el fin del mundo”- Gonzalo Senestrari
El libro que me salvó (y me cambió la vida): Lazos de amor- Brian Weis.
El disco que me salvó el año pasado: Calambre- Nathy Peluso
El disco que me viene salvando este año: Pitada- Emanuel Horvilleur
La última peli que me reconfortó el corazón como pocas: Jojo Rabbit.
La actividad extralaboral que no dejo por nada en el mundo: Los talleres de @todonuestro.ts
El hábito más saludable adoptado en los últimos meses: Escribir las famosas “Morning Pages” recomendadas por Julia Cameron en “El Camino del Artista” si no saben de qué hablo,, escúchenlo de su propia boca acá
Siempre tomen mucha agüita, coman mucha verdurita e hidrátense la piel.
¡Bueno, amiguitos! Eso es todo por este mes. Espero que hayan disfrutado de esta edición tanto como yo, que se suscriban y recomienden este newsletter a todos los que consideren que puede servirles.
En el próximo número tendremos nuevas historias, con otras temáticas y más cositas para compartirles.
Ojalá me vean en sus casillas de correo el mes que viene.
Y si les gusta, no dejen de compartirlo con sus amigos o la gente que quieren.
Con amor.
Tami